Japón celebró en 2011 el 50 aniversario de su política de seguro médico obligatorio. La ley exige que todos los residentes tengan cobertura de seguro médico, ya sea a través de su empleador o mediante el sistema de Seguro Médico Nacional (NHI) del gobierno.

El esquema se financia mediante impuestos y contribuciones individuales (primas), y el paciente debe pagar un 30% de los costos. Diversos programas públicos de bienestar social y planes públicos de asistencia médica suplementan los gastos médicos de quienes no pueden pagarlos, aunque existe un proceso de revisión complicado y burocrático.

El gobierno regula estrictamente las tarifas médicas para que sean asequibles. Sin embargo, con una población cuyo envejecimiento está en aumento y tasas de natalidad bajas, persisten los desafíos para coordinar el cuidado de los ancianos y sostener el sistema.